jueves, marzo 27, 2008

Misión VI – Llegada a la tierra de Steve Urkell


Llegando a Chicago, El Cañonero comenzó a sentirse sediento y optamos por desviarnos por una salida de la autopista antes de que se quedase tirado y nosotros también, en lugar de encontrarnos en el apacible barrio de la familia Winslow nos introdujimos en una zona cercana a ‘in the gettho’, en cuyas gasolineras encontramos a especimenes de casi 2 metros y más de 100 kg (sin cadenas) ataviados con parafernalia de los Bulls, los Cubs, etc.. talla XXL999 y ninguna pedrería… Un individuo negro de mediana edad y con bigote se acercó hacia el Cañonero con una lata solicitando gasolina, hecho que más tarde desencadenó una macabra broma entre los 4 elementos que sugirió la siguiente tonada, ‘tú que quiereh, gasolina?? Pos toma más gasolinaa, échale ahí más gasolinaaa!!!’…

Al fin, tras más de 12 horas de viaje arribamos por fin al hotel O’Hare de Chicago, cercano al aeropuerto, debían de ser las 2 a.m. cambio de huso horario incluido. Tras dejar los bártulos, nos encaminamos a buscar algo de cerveza, cuál fue nuestra sorpresa cuando nos encontramos que el local de al lado del hotel era un HOOTERS, BBRRRRR PÁÁÁÁ PÁÁÁÁ MNNNNNNÁÁÁÁ!!

Continuamos la incursión entrando a un supermercado 24 hr, pero no un 7Eleven de esos puercos, no, imaginaos un Carrefour abierto a las 3 a.m., con un solo segurata y una cajera, ambos de unos 60 años y nadie más allí, era ruaro ruaroo ruaaaroo!! Pues bien, el objetivo una vez más era cerveza, y la misión volvió a fracasar, a partir de las 22, NÁÁÁÁÁÁÁÁ!!! Así que tras avituallarnos de choppeds, mortadelas y demás delicatessen, volvimos a la base y tuvimos que conformarnos con ½ ración individual de cerveza Light. Al día siguiente Chicago esperaba…